LA MARCHA de ayer contra AMLO por su decisión de cancelar el aeropuerto, luego de su consulta que de la cual se erigió recipiendario del poder popular, aunque sólo tuvo 700 mil votos, será la primera de muchas muestras de repudio que tendrá a lo largo de su mandato.
Sin embargo, la denostación y poca tolerancia que demuestran sus seguidores frente a quienes no comulgan con sus ideas, pueden llevar a terrenos peligrosos a paz que hemos vivido en México.
A los denominados “chairos”, presuntos escuderos de la izquierda que usan las redes sociales para ventilar todas sus opiniones a favor o en contra de alguien o de algo, a los cuales ahora se les ha colgado el nuevo mote de “fichairos”, porque les gusta vivir como “fifís”, pero sin perder su fisonomía de izquierda y de defensores de los pobres, o protagonizar bodas costosas, se llevan pero no se aguantan, como se observó ayer durante la marcha anti-AMLO, y eso puede conducir a una situación de confrontación entre compatriotas, como la que ha logrado Donald Trump en Estados Unidos, a quien repudian en todos los lugares del planeta donde se presenta.
A muchos no nos gustan los planteamientos económicos, políticos, sociales, financieros y de otro tipo que plantea el presidente electo y escaso equipo de gobierno. A muchos no nos gusta que cada que toma una decisión imprudente como la del aeropuerto o la idea de ajustar las tasas de interés se pierdan más de 100 mil millones de pesos y se afecten variables importantes como el tipo de cambio, la inflación o el crecimiento.
El equipo económico de AMLO debe decirle a su presidente los equívocos y los daños directos y colaterales en los mercados, y la influencia de estos en la microeconomía.
Es iluso pensar que al afectar a los grandes intereses de portafolios de inversión o negocios el pueblo queda a salvo. Nada más peregrino pensar que todo pasa y todo queda intocado. No, hay que atenernos a las consecuencias, porque desgraciadamente el modelo económico está vinculado a cualquier decisión buena o mala y los paganos serán esos mismos pobres o cuasi pobres y la casi desaparecida clase media, porque en caso de una corrida financiera se esfumaría lo poco que aún pueden presumir como patrimonio.
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